viernes, 22 de mayo de 2015

Reflexiones en un día frío

Primero, lo que es obvio: muero de frío. No es que me esté muriendo, pero todo el día he sentido demasiado frío, principalmente en las manos, los pies y las orejas... en fin, cosas de ser friolenta.

Segundo, esta mañana, cuando iba a dejar unos productos a un cliente, en la radio que escucho siempre pusieron una canción de Arjona y, como lo encuentro insufrible, la cambié: en la nueva radio de Tele13 estaban comentando el "encontrón" entre Bomballet y Jackson, así que obligada a enterarme de "la" noticia del día.

Ya con el correr de las horas, me pude ir adentrando en los detalles del evento y ver las reacciones de mis amigos en facebook o de los amigos de ellos. Y no me queda más que preguntarme ¿qué chucha entendió la gente al ver la tele? Debo aclarar que no soy Jackson lover, sin embargo, venir a decir "grande gurú", "se las cantó", "Gracias, Bomballet" o, como tituló El Dínamo "trapeó el piso con el diputado" es como no haber entendido nada. No he visto el programa, pero he escuchado el audio hasta el hartazgo y la impresión que me queda es que Bomballet o estaba drogado o esta ebrio (o tenía una espinita de hace como 3 años por un twit) y que, claramente, nuestros Honorables no deberían prestarse para participar de este tipo de programas.

Tercero, por más que a mis papás les duela, casi todo lo que sé del trabajo, lo aprendí en mi práctica, y no en la casa (ellos tenían la costumbre de casi-no comentar de sus laburos en la casa, salvo las muchas veces que mi mamá se llevaba las pruebas del colegio para corregirlas, pero eso es parte de la rutina familiar de un profe chileno); y bueno, dentro de las cosas que aprendí, me enseñaron que es muy feo eso de salir escapando de las pegas, que si alguien me quiere, me tendrá que esperar, para tener tiempo de renunciar al trabajo anterior y dejar todo listo y ordenado. 

Y, pucha, con lo floja que he sido toda mi vida con los estudios, ¿venir a aprender justo esa lección?, mi primera experiencia renunciando me tuvo sin dormir dos días: un sábado, me confirmaron que me contrataban y hasta que no hablé con mi jefa el día lunes, no me pude quedar tranquila (y eso que le estaba renunciando con tres semanas de anticipación). La segunda vez que renuncié a un trabajo, me pasé de gansa: mi jefe me había engrupido de que yo era casi-irreemplazable y que le tenía que dar tres meses para buscar a alguien ¡y se los dí! (por favor, abstenerse de comentarios hirientes, eso fue hace dos años y aún no dejo de arrepentirme). Y bueno, ahora que me tocó renunciar por tercera vez en la vida (no me costó nada decirle a mi jefe, quien, creo, lo entendió bien) pienso en qué rayos haré para que la semana que queda para que me vaya no se me haga eterna, pega es obvio que hay, pero me da una mega-pajota hacerla y en las cosas que me siento motivada, siento que estaría invadiendo el espacio del colega que se va a quedar si las hago.

Creo que si alguna vez me toca renunciar nuevamente (y no es por nada, pero espero pronto estar viviendo de lo que genere mi empresa), le diré a mi jefe: ¿sabes que más?, ¡chao, jefe!.

Cuarto, esta etapa de cambios, ¡quiero ir al gym!, ¿por qué rayos no hacen clases a las 6:30 o 7 AM?