martes, 16 de diciembre de 2008

Pollos King... La Dooble pechugha

Hace unos días se celebró la primera “Silicon Party” (o fiesta silicio) en Chile, lo cual ha escandalizado a diversos sectores de la sociedad; yo me incluyo, no me escandaliza, pero me preocupa que se rifen cirugías a gente que no tenga una salud adecuada (mental o física).

Una cosa que me ha llamado la atención con respecto a la gente escandalizada, son las cartas a los directores que ha mandado la sociedad médica de Chile, Doctor Vidal incluido... Me llama la atención que se hayan fomentado los “sorteos” entre la farándula (que en la tele le llaman canje), mostrando lo fácil que es ponerse pechugas, sacarse la guata, meterse esa grasa en el poto y modelarse las pantorrillas con bolsitas de silicona, pero que sea malo que un productor quiera ganarse sus lucas con la ilusión de muchas personas (ya sabemos que hay mujeres y hombres que sueñan con sus lolas aumentadas), rifando lo que le dé la gana; finalmente, no son los únicos que se ganan la plata con las ilusiones ajenas... ¿o acaso lo que les molesta a la sociedad de cirujanos plásticos es que otro también esté lucrando con los mismos sueños que ellos?.

Me imagino que a el o la ganadora del premio no la van a meter en un camarín de la fiesta para operarla en vivo –con cámaras incluidas-, sino que la llevarán a un lugar adecuado, se le harán los exámenes de rigor y luego se determinará si es apta/o para la operación. Siempre recuerdo hace unos años atrás, cuando mi estado físico no era deplorable, tenía una guatita pequeña, no se me salían los rollos por el pantalón ni se me notaba la celulitis (y no es que ahora sea una vaca obesa, pero hay que reconocer nuestras limitaciones...), apareció una niña de Mecano (el programa, no el grupo) en el programa del Dr. Vidal, su cuerpo era parecido al mío, pero, a diferencia de mí, ella se encontraba “gorda”, “guatona” y, pa’ más remate, plana, así que quería pechugas y lipo en la misma operación (2x1), el médico, con un poder de convicción impresionante, le decía que no, pero ella dijo que sí y empezó la operación. Recuerdo ese programa, porque sentí que Mega me estaba diciendo: sí, tienes un IMC de 17,5, lo que indica que estás bajo peso, pero podrías pesar menos, tener 2 tallas más de sostén, ir un poco al solarium y quizá serías exitosa. Por suerte mi autoestima es un poco más grande que eso, y entendí que la pobre cabra estaba equivocada (la de la tele, no yo), que me sentía totalmente rica con mi pantalón talla 36, mi brassiere talla 32 y mi metro 61 y no estaba para leseras, pero... ¿cuánta gente no se siente como yo, sí pensó que era una “nadadora” (nada por delante, nada por atrás) y sí sueña con operarse? ¿cuánta gente, a diferencia mía, seguía el programa semana a semana, esperando ser la próxima afortunada? ¿no fueron los mismos médicos los que legitimaron estos concursos, al no poner el rito en el cielo hace un par de años atrás?.

En resumen, señores cirujanos, ya es tarde, sus cirugías televisadas tuvieron más cuerpo que alma y mostraron a muchas personas que no están conformes con sus cuerpos que es más sencillo sacarse algo por aquí y por allá que ir al gym, que es más fácil gastarse sus buenas lucas en ponerse alguna cosita que sacarse algunos prejuicios y que entrar a pabellón es menos difícil, a pesar del presupuesto, que aceptarse como uno es (que frase más cliché, me deberían censurar).

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